domingo, 28 de noviembre de 2010

Expliqué a una niña Vanchai

Yo quisiera ser, mira
todo lo blanco que se requiere
para acariciar tu carísimo pelo alaciado
ser limpio, estar dispuesto a bailar, no saber leer
invitarte a salir a todos los lugares
que me aburren desde antes de pensarlos
con tal de encuerarte

pero la verdad no puedo
(desaparecería, soy un ángel, no lo tomes a mal)
y prefiero esperar
cuando te des cuenta de que tu mundo no es tuyo
ni es mundo
y te embellezca la mugre de la libertad
-tras un rayo de mala suerte-
vas a terminar con alguien como yo
y ese seré yo, moralmente

de hecho, estás cogiendo conmigo
en este preciso momento
en alguna parte del mundo
¿Cómo ves?

Agradecido

Tuviste la amabilidad
de dejarme algunos topers
de cielo en el refri

Dios te bendiga
y te mate

jueves, 28 de octubre de 2010

Oink

Que pudiera vivir en tus sandalias
-siendo diminuto, se sobre entiende, pendejos-
y comer de la mugre
(cuyo orden exacto desconozco)
que vive en sus arrugas, pliegues
y a la eternidad golosa

luego
cuando me la termine
porque tiene un fin (no es mucha)
que quedara varado en ese inmenso laberinto nácar
que yo limpié
y un día de tantos y como tantos
morir bajo tu pie
y a la eternidad otra vez

Aquí comienza quizá otro libro, tentativamente “Los puercos lloramos así”.